martes, diciembre 1

TAROT DE GIOTTO

HISTORIA

El pintor italiano Giotto de Bondone (1267-1337) está considerado uno de los precursores del Renacimiento. Nacido en una época en la que se pasó de medir la vida en función de lo divino a poner al hombre como medida de todas las cosas, su clara concepción del espacio, debida a una intensa observación de la naturaleza, le llevó a abandonar los rígidos cánones del arte romántico para internarse en un espacio más real. De este modo, daba un marco verosímil a unas figuras que, por otra parte, adquirían un carácter individual gracias a características y rasgos propios que Giotto reproducía hábilmente en sus retratos y que las hacían reconocibles.
Esta baraja mantiene la estructura del nuevo tarot de marsella, con dos grupos de cartas diferenciados: los 22 arcanos mayores, por una parte, y los 56 arcanos menores, por otra, subdivididos a su vez en los tradicionales cuatro palos, cada uno de los cuales contiene diez naipes numerados y cuatro figuras de corte.


SIMBOLOGÍA DE LOS ARCANOS MAYORES




EL LOCO (0): Nos muestra a un hombre joven, viajero o vagabundo, que viste a la usanza del siglo XII. Sobre el hombro sostiene una vara en cuyo extremo aparece un hatillo, mientras que con la otra mano sujeta un cayado. Tanto en el vestido como en la vara luce algunos cascabeles (símbolo vibracional). A sus pies, un perro blanco le impide avanzar mordiendo el borde de su túnica.
El loco nos sugiere rarezas.











EL MAGO I: Nos presenta a un noble o hidalgo, vestido con una túnica larga y amplia y con un sombrero al uso de la época medieval (símbolo de fuerza y pasión). Se encuentra de pie ante una mesa cubierta con un mantel blanco (símbolo de pureza) en la que aparecen tres objetos: una copa (símbolo del elemento agua), un disco de oro con una flor de lis (símbolo del elemento tierra), y una espada (símbolo del elemento aire). En la mano izquierda sustenta una vara de poder. La escena tiene lugar en el interior de una habitación, el laboratorio del alquimista o mago. 
El mago muestra los cuatro palos de los arcanos menores: copas, oros, bastos y espadas. Indica voluntad.








LA SACERDOTISA II: Representa a una mujer que se encuentra sobre una tarima y sentada en un trono de forma cúbica (símbolo de la materia). Se halla cubierta totalmente por una túnica roja (amor) y un manto azul (lo espiritual), y cubre su cabello con un velo blanco (símbolo de pureza). Sobre su cabeza luce la triple corona papal y, detrás de ella, un velo separa la parte profana de la sagrada, como en el templo. La sacerdotisa implica estudios y cultura.










LA EMPERATRIZ III: Nos muestra a una mujer entronizada y sentada en un trono de líneas cuadradas, que hace referencia a su poder sobre el mundo de la materia. Viste de rojo y sustenta con una mano un escudo con la efigie de un águila (elemento protector que representa lo celeste y espiritual), mientras que con la otra sustenta un cetro con un orbe y una cruz. Estos dos elementos, junto con la corona que luce sobre su cabeza (representan el poder que ejerce sobre el mundo material). La emperatriz es símbolo de fertilidad.









EL EMPERADOR IV: Sujeta con fuerza un cetro (símbolo de su poder material) y lo muestra ostensiblemente, con lo cual indica que su poder viene impuesto por la fuerza. Su trono cúbico está elevado sobre un escalón y cubierto por un dosel (símbolo de dignidad real). Detrás de él aparece una gran cortina roja, representación simbólica de su separación del resto del mundo material. El emperador es sinónimo de estabilidad.










EL PAPA V: Reproduce a una escena en la que el novedoso concepto de perspectiva por Giotto en el arte medieval se hace patente en la representación del trono donde se encuentra el Papa. En la cabeza luce una triple corona (símbolo de su poder en los tres reinos) y con la mano izquierda sujeta el báculo de la triple cruz, mientras que con la derecha realiza el gesto de la bendición. A sus pies, aparecen dos frailes, sacerdotes tonsurados que representan las dos vías de iniciación.
El papa refleja inspiración.










LOS ENAMORADOS VI: Nos muestra la clásica carta, aunque se ha adaptado el diseño a la estética y al gusto medievales. El ángel viste una túnica gris (símbolo de la ambigüedad) y el personaje masculino alarga su túnica a la usanza de los nobles hidalgos. Las damas visten una de azul (color del espíritu) y la otra de color pardo. Esta última, además, muestra los zapatos (símbolo carnal y material). Los enamorados denotan elección.











EL CARRO VII: Es la de un joven príncipe guerrero vestido con una camisa la que luce una armadura dorada. Sobre su cabeza ostenta una corona de oro con flores de lis (símbolo de realeza). Se encuentra montado en un carruaje de forma cúbica del que surgen cuatro columnas que sustentan un dosel. El tiro de caballos lo forma un bello animal de color gris y otro de color pardo (representación de las fuerzas vitales en sus dos polaridades). El carro es signo de victoria.








 
LA JUSTICIA VIII: Nos muestra un trono realmente enorme en el que se sienta una mujer (alegoría de la justicia). Simbólicamente podría pensarse que prima la institución legislativa sobre la justicia en sí misma. El trono, tallado en piedra, se nos muestra en perspectiva envolviendo a la joven, que aparece coronada y sujeta los dos instrumentos emblemáticos de su ministerio: las balanzas y la espada. La justicia sugiere equilibrio.











EL ERMITAÑO IX: Nos muestra a un anciano cubierto con una gruesa capa gris con capucha ( color mezcla de blanco y negro y, por lo tanto, en el que se equilibran el yin y el yang). El personaje camina por un páramo rocoso (representa el desierto espiritual), guiándose tan sólo por la luz de una lámpara de mano que él mismo sostiene. Con la mano izquierda, sujeta un cayado en el que se apoya al caminar. El ermitaño alude a la prudencia.







 


LA RUEDA X: Muestra una especie de rueca que aparece prendida en un bastidor y que se acciona por una manivela que no dirige nadie. A su alrededor vemos cuatro personajes. El que viste de azul oscuro parece querer subirse a ella; en la parte superior se encuentra el segundo, coronado y con dos grandes orejas de burro (símbolo de ignorancia); el tercero aparece cayendo de la rueda cabeza abajo y viste de rojo (color de la materia); por último, el cuarto personaje aparece postrado en tierra y cubierto por una capa de color gris verdoso. La rueda indica alternancia.









LA FUERZA XI: Aquí han sustituido a una mujer por un hombre cubierto totalmente por una túnica y una capa roja, y que abre sin esfuerzo alguno las fauces de un león. La escena parece desarrollarse en el exterior. El hombre nos recuerda a Dante, contemporáneo de Giotto y gran admirador suyo.
La fuerza es energía.










EL COLGADO XII: Nos muestra la imagen de un joven hidalgo que permanece atado por el pie izquierdo a un travesaño colgado entre dos pértigas. Esta estructura, junto con el suelo, forma un rectángulo. Su rostro, de corte clásico, aparece enmarcado por una melena rizada y se muestra sereno a pesar de la forzada posición cabeza abajo que mantiene. Tanto sus manos atadas a la espalda como sus piernas cruzadas reproducen el símbolo del azufre alquímico (una cruz sobre un triángulo). El colgado denota sacrificio.









LA MUERTE XIII: Aparece un esqueleto blandiendo una guadaña (símbolo del paso del tiempo y, por extensión, de la muerte). A sus pies se muestran manos, pies y huesos (representación de la semilla de la vida), y también una cabeza femenina y otra masculina y coronada, imagen simbólica de las dos polaridades. La muerte significa término.












LA TEMPLANZA XIV:  Vemos un ángel con las alas y la túnica azules (color del espíritu), que aparece de pie en un paisaje desértico. Mientras permanece con la mirada perdida, el ser alado trasvasa agua desde una jarra roja (movimiento) a otra de color azul (cambio). La templanza implica metamorfosis.









 

EL DIABLO XV: Representa a un ser mitad hombre lobo mitad muerciélago con el cuerpo cubierto de vello, rostro de mirada torva y colmillos prominentes, aparece de pie sobre un pedestal de base cuadrada (simbolizan la perversión de la imaginación). Con sus garras sujeta un bastón puntiagudo vuelto hacia abajo (simbolizan la tierra y la encarnación de su animalidad). Atados a una argolla del pedestal vemos dos pequeños diablos, peludos y de grandes garras (simboliza lo material y lo terrenal, la dualidad). El diablo conduce al instinto.







 

LA TORRE XVI: Vemos una construcción aislada en un paisaje seco, cuyas almenas son abatidas por un rayo que surge del cielo. En el edificio vemos una puerta y dos ventanas y, ambos lados, una mujer vestida de rojo y un hombre vestido de azul parecen caer desde lo alto. La torre indica exilio.












LA ESTRELLA XVII: El paisaje está más elaborado: aparece un árbol (símbolo de la naturaleza), un matorral y un río (emblema de la vida universal). La joven que encarna al personaje del naipe se muestra totalmente desnuda, aunque cubre sus pechos con su largo cabello. Sobre el árbol reposa un pájaro (encarnación del alma) y en el cielo vemos ochos estrellas de diversos colores. La estrella sugiere esperanza.











LA LUNA XVIII: Se nos muestra una escena nocturna dominada por una gran luna con rostro de mujer que aparece en el centro del cielo nocturno y de la que se desprenden gotas de rocío. A ambos lados vemos dos pequeñas construcciones en forma de torreón y, en primer término, un estanque en el que nada un cangrejo (símbolo del signo de Cáncer). Aullándole a la luna aparece un lobo y frente a él un manso perro. La luna simboliza sueños.











EL SOL XIX: Este tarot ha escogido la imagen de dos hidalgos que parecen conversar tranquilamente al amparo de un muro (símbolo de protección). Sobre ellos, y enviándoles su benéfico influjo bajo la forma de gotas, divisamos un gran sol de amable rostro que irradia rayos rojos y amarillos en todas direcciones (simbolizan fuerza vital y luz radiante). El sol simboliza armonía.











EL JUICIO XX: Es en el que se hace más patente la perspectiva que introdujo Giotto en el arte medieval, especialmente en el dibujo del ángel que toca la trompeta. también resulta evidente en el trazo de los sepulcros del que se alzan una mujer de larga cabellera (representación de lo femenino, yin), un hombre (símbolo masculino, el principio yang) y un joven, que en el naipe aparece de espaldas y que encarna al eterno andrógino (hijo de ambos). El juicio denota renovación.











EL MUNDO XXI: Está enmarcado por las cuatro figuras de la visión de Ezequiel y de San Juan, conocidas como el Tetramorfos: el ángel, el toro, el león, y el águila. En el centro aparece una figura de aspecto femenino, aunque sus genitales están tapados por un velo, lo que le convierte en un andrógino (hermafrodita). Alrededor de esta figura encontramos una guirnalda, elemento de ligazón y conexión. El mundo implica recompensa o triunfo.