jueves, diciembre 31

TAROT DE LOS REFLEJOS

HISTORIA

Este tarot se inspira en le poder mágico que la tradición ha otorgado desde siempre a la reflexión de las imágenes.
Tanto las superficies reflectantes como los espejos se han utilizado desde siempre como herramientas mágicas que nos permiten estimular el conocimiento psíquico. Sin ir más lejos, la palabra "espejo" deriva del latín "speculum", raíz de la que también deriva la palabra "especulación", sinónimo de reflexión filosófica y de cualquier actividad mental que permita clarificar algo oscuro.
Sin duda, el manejo del tarot también es una forma de especulación, y las imágenes simbólicas que éste despierta en el subconsciente del iniciado son similares a las que percibimos en los reflejos. En ocasiones, estas imágenes tan sólo se adivinan, mientras que otras veces resultan un tanto deformadas o nos muestran detalles en los que no habíamos reparado antes.
Tan sólo podemos conocer nuestra apariencia gracias a los reflejos. De igual modo, percibimos una veces claramente y otras de manera un tanto borrosa, la realidad de nuestros mundos interiores y de ese gran desconocido al que llamamos destino.
Este sugestivo tarot intenta fusionar en sus láminas el poder del tarot y el de los mundos encerrados en el otro lado del espejo.

SIMBOLOGÍA DE LOS ARCANOS


EL LOCO (0): Vemos a un joven de cabello negro ensortijado que luce una capa roja y un amplio faldón del que cuelga un zurrón, donde guarda sus impulsos. Con una mano toma la vara de la que cuelga una bolsa, en la que atesora sus experiencias vitales, mientras que con la otra sujeta una flor, símbolo de la fugacidad de las cosas. El personaje se encuentra en el borde de un abismo (depresión). Frente a la figura del loco aparece reflejado en el aire su rostro aumentado: su Yo mágico.










EL MAGO I: Nos presenta a un joven de pie y vestido con una camisa blanca y una falda negra, que simbolizan el yin y el yang. A su alrededor, los cuatro elementos se manifiestan bajo la forma de los emblemas de los cuatro palos de la baraja: espadas (aire); bastos (fuego); oros (tierra); copas (agua). Por detrás, sujeta con las dos manos su vara de poder. Vemos detrás de la figura del mago una barrera de vegetación que parece separarle de los dos reflejos de sí mismo que se nos muestran a ambos lados, convirtiéndole en un ser trinitario: alma, cuerpo y espíritu; mente, cuerpo y emociones, etc.









LA SACERDOTISA II: Está encarnado por una mujer de edad indefinida cubierta de velos y sentada en un pequeño trono rodeado de verde (representa a la naturaleza). Sobre su cabeza luce un tocado alto en forma de corona sobre el que aparece un huevo, semilla de la vida. Mientras en las manos sujeta un rollo de papel, el libro de la Ley y una media luna (fertilidad). Al igual que en el arcano anterior, también la sacerdotisa se desdobla a ambos lados de sí misma para formar una trinidad.










LA EMPERATRIZ III: Nos muestra a una joven mujer de cabello de fuego y sobre su piel blanca (símbolo de pureza), luce un vestido verde (color de la madre naturaleza) y de la diosa Venus. Sobre su cabeza exhibe una diadema de flores sobre la que se asienta una corona verde. Su trono parece hecho de roca pulida por los elementos y en la mano sujeta un cetro dorado (símbolo de poder). A la izquierda aparece su reflejo difuminado por la niebla, que nos recuerda que su poder se sitúa en el plano subconsciente.









EL EMPERADOR IV: Se nos presenta un hombre maduro y ataviado con ropajes regios, de color rojo y púrpura (símbolo de fuerza y transmutación), sentado en un trono de piedra esculpido por los elementos. En la cabeza, luce una corona con cúpula, atributo de su poder celeste, y con la mano derecha sujeta un cetro en forma de cruz ansata (símbolo egipcio de la vida). Una de las hombreras metálicas que protegen sus hombros exhibe la cabeza de un carnero (símbolo de Aries) signo que corresponde a este arcano. El adusto rostro se refleja invertido como en un espejo en la parte baja de la carta: "como arriba es abajo, como abajo es arriba".







EL PAPA V: Muestra a un anciano de torva mirada vestido de rojo y armiño (colores de la materia y la pureza), que ostenta una tiara papal sobre su cabeza. Con la mano izquierda sujeta una cruz cristiana, emblema de su poder como pastor de la Iglesia, mientras eleva la derecha con el gesto de bendecir. El reflejo de la figura del papa aparece, al igual que en el emperador, en la parte baja de la carta.











LOS ENAMORADOS VI: Nos presentan a dos personajes, un hombre y una mujer (encarnación de la dualidad) desnudos y sumergidos en un lago de cintura para abajo. Mientras se apoyan espalda contra espalda y entrelazan uno de sus brazos, extienden el otro señalando, cada uno de ellos, en dirección opuesta. Sus rubios cabellos se confunden con la dorada luz que desprende el sol que les ilumina. El conjunto de la imagen se refleja en el lago: "Como arriba es abajo, como abajo es arriba".









EL CARRO VII: Vemos a un rey coronado y vestido de azul (color del espíritu), que sujeta un frágil cetro mientras permanece sentado un macizo carruaje de grandes ruedas. Unas cortinas violetas (color de la feminidad) enmarcan su soberana silueta. En el frontal del techo del carruaje vemos el símbolo de un Sol alado y dentro del escudo un lingam, principio masculino, y un "yoni", principio femenino, unidos. Se dirige hacia un lago que refleja su imagen de nuevo en la parte baja del arcano.










LA JUSTICIA VIII: Nos presenta a una mujer de piel azulada (color del espíritu) que luce una gran corona y una túnica roja (símbolo de fuerza). Con la mano derecha empuña en alto una espada, mientras que con la izquierda sujeta unas balanzas. Permanece sentada frente a una puerta abierta cerrando el paso. La justicia se refleja en el brillante suelo de la habitación.











EL ERMITAÑO IX: Sobre un elevado risco azotado por el viento, nos muestra a una figura enfundada en una larga capa negra con capucha. Con una mano sostiene una lámpara y de su oscura silueta surge un largo bastón. Frente al ermitaño, y en un risco igual pero totalmente blanco, se observa su propia figura reflejada de pura luz.


LA RUEDA X: Se ha transformado en un círculo transparente de color azul sobre el que aparecen grabadas las letras de la palabra "tarot". Intercaladas entre ellas podemos ver las letras hebreas del nombre de Dios Yod, Heh, Vau, Heh (YHWH), que se lee Yahveh. Bajo el círculo de la rueda vemos su reflejo en las esquinas inferiores también se reflejan los libros abiertos.












LA FUERZA XI: Nos presenta a una joven mujer morena desnuda de cintura para arriba y con una larga falda roja, que parece moldear con las manos una corriente energética, o río repleto de difusas calaveras (quizá las almas de los hombres) que se elevan hacia el cielo. La serena imagen se refleja en su falda por debajo de la corriente de calaveras.











EL COLGADO XII: Es un joven de largo cabello que aparece colgado boca abajo sobre una cruz latina de madera. Los brazos están atados a la espalda formando un triángulo con la cabeza, mientras que sus piernas aparecen una estirada y la otra flexionada por la rodilla. Junto a la cabeza del Colgado aparece un doble reflejo de su busto, lo que le convierte en un ser trinitario. Los reflejos son verdes, el color del chakra emocional, y están en la parte baja del arcano.










LA MUERTE XIII: Está dominado por completo por la presencia de un enorme esqueleto encapuchado y armado con una guadaña. Frente a ella un paisaje desolado en el que se distingue una chabola ruinosa. El reflejo de la guadaña de la Muerte aparece como un pequeño espejismo en la parte bajo del manto de la figura.












LA TEMPLANZA XIV: Nos muestra a un ángel luminoso y de grandes alas que se dedica a trasvasar el agua de la vida desde un cáliz a otro. El reflejo de la figura parece surgir desde su cabeza para elevarse hacia el cielo, lo que invierte el significado del reflejo, ya que en esta ocasión no se materializa, sino que se espiritualiza al elevarse.












EL DIABLO XV: Un personaje desnudo, arrodillado, con alas negras de murciélago y cabeza de macho cabrío en la que aparece dibujado el pentáculo invertido, domina todo el espacio del arcano número XV de este tarot. Con la mano izquierda realiza un mudra esotérico (gesto ritual de poder). Dos cabezas de macho cabrío, reflejos de la suya propia, sustituyen a los dos acólitos que parecen observar al diablo en los tarot clásicos.










LA TORRE XVI: Muestra una gran torre maciza y con cinco aberturas (tres en la parte superior y dos debajo de las primeras), en forma de ventanas, por las que se escapa el fuego que arde en el interior de la construcción y que también surge desde el techo derruido. En la oscuridad desde el escenario, podemos entrever la silueta de una persona (hombre y mujer, símbolo de la dualidad) que cae desde la torre. Al lado de la torre, y a través de la bruma y el humo, se puede vislumbrar el reflejo de la construcción.










LA ESTRELLA XVII: Vemos a una joven morena, completamente desnuda, que emerge de un cristalino lago. Con las manos sujeta dos jarrones dorados con los que vierte y recoge agua del mismo lago, respectivamente. Tras su cabeza luce una estrella a modo de aura. En el cielo estrellado del arcano, aparecen dos réplicas de la mujer protagonista, aunque más parecidas a un espejismo que a un reflejo. Asimismo, su imagen se refleja en las cristalinas aguas del lago.










LA LUNA XVIII: Aparece una gran luna redonda en las que puede verse un rostro femenino de frente (luna llena y nueva) y otro de lado (cuarto creciente y cuarto menguante). Bajo su luz, dos torres custodian a ambos lados un camino luminoso que atraviesa un verde prado hasta perderse en el horizonte El río que aparece en el arcano parece surgir de las aguas del estanque en el que se refleja toda la escena.


EL SOL XIX: Nos presenta una escena en la que un gran sol dorado y de rostro varonil y barbudo resplandece abarcando todo el cielo de la carta. Bajo él, unos verdes y suaves cerros dan paso a un prado de girasoles. La imagen de nuestro astro se refleja, como en un espejo, en las aguas.












EL JUICIO XX: Es la de un ángel grandioso que surge del cielo y toca una trompeta en la que hay una bandera con el signo de la cruz, emblema de la materia. Bajo él y emergiendo de un sinfín de tumbas, aparecen los cuerpos resucitados de hombres, mujeres y niños. todos de azul, color de lo espiritual. Por encima del ángel, su reflejo invertido parece elevarse hacia Dios.











EL MUNDO XXI: Nos muestra este arcano parece emular el emblema esquemático del yin y el yang, ya que en ella se nos muestra a una mujer de piel rosada y cabello rojo (símbolo del amor), que está embarazada y desnuda de cintura para arriba. El reflejo de color azulado (símbolo de espiritualidad) se presenta invertido y cabeza abajo con respecto a ella. Ambos, reflejo y cuerpo, parecen cerrar una especie de elipse de contrarios y complementarios a la vez.