lunes, marzo 28

TAROT DEL MAESTRO

HISTORIA

El creador original de este Tarot, Giovanni Vaccheta (1863-1940), fue maestro de dibujo en la academia Albertina, profesor de ornato superior en el Museo Industrial y enseñó diseño decorativo en el Politécnico de Turín. Maestro y mecenas de las artes menores, su gusto por los detalles y su deseo de contextualizar los temas de las cartas en eventos cotidianos quedaron reflejados en el diseño que realizó para su juego de cartas conocido como Los Naibi.
En esta obra del insigne maestro se ha inspirado Michela Gaudenzi para realizar nuestro Tarot del Maestro, actualizándola y atenuando sus colores para exaltar la forma de sus trazos, acercándola así al gusto moderno.
Tanto la división en dos grandes grupos de cartas, los arcanos mayores y los menores, como la distribución de estos últimos en cuatro grupos de catorce naipes cada uno de este Tarot de Maestro, conserva la estructura clásica del tarot de marsella.


SIMBOLOGÍA DE LOS ARCANOS MAYORES


EL LOCO (0): Nos muestra a un hombre de mediana edad que lleva los calzones medio caídos, un cinturón atado en mitad del tronco y una capucha con orejas de burro que caen sobre su espalda (simbolizan la ignorancia y la locura). Con la mano izquierda sujeta un bastón de caminante, una de las versiones de la vara de poder del Mago, mientras que del brazo cuelga un hatillo de color amarillo (símbolo de sabiduría mental, alegría y luz). El personaje camina dejando ver sus pies (representación del alma en plena libertad) junto a un leopardo (símbolo de ferocidad y habilidad guerrera).










EL MAGO I: Muestra a un gentil hombre de barba y cabello negro y espeso (símbolo de virilidad) que luce un gran sombrero de ala ancha y que ostenta un mandil parecido al que llevaban algunos de los hombres pertenecientes a las cofradías de artesanos. Frente a él, vemos una mesa de forma cúbica en la que aparecen el dibujo de una serpiente (símbolo de la energía), un cometa (malos presagios), una salamandra (símbolo del fuego y suerte) y un murciélago (símbolo de fecundidad). Sobre la mesa, aparecen dos conos (emblema de las dos espirales de energía) y dos bolas (símbolo de perfección).










LA SACERDOTISA II: Aparece una mujer de mediana edad y aire solemne sentada en un gran trono profusamente decorado y cuyo respaldo lo rematan las dos columnas del Templo, de las que surge el fuego (emblema de la verdad). Por encima de su vestido, luce una capa que la cubre totalmente, mientras que en su cabeza lleva la triple corona papal. Con la mano derecha, sujeta sobre su regazo un gran libro abierto que muestra al espectador. Detrás de ella, dos ángeles del orden de los serafines, cuya función es amar y adorar a Dios, vuelan en un cielo lleno de nubes.










LA EMPERATRIZ III: Nos presenta como una gran dama de la realeza sentada en un trono y tocada con una corona rematada con una cruz, bajo la que luce un tocado en forma de turbante. Sobre su regazo sustenta un orbe rematado por una cruz (símbolo de su poder sobre el mundo material). Con la mano izquierda ase un cetro rematado por una flor de lis, emblema de la realeza. Detrás de ella, una cortina sujeta por dos borlas la separa del misterio.












EL EMPERADOR IV: Nos muestra de perfil, mirando en la dirección del pasado, lo cual sugiere el conocimiento de la tradición. El personaje, coronado, viste como un rey y protege el brazo derecho, con el que sujeta un cetro (símbolo de su poder) con un guantelete de metal, mientras que con la mano izquierda sustenta un orbe idéntico al de la emperatriz. En cuanto a su trono, luce tres flores de cinco pétalos (símbolo del alma del hombre y su voluntad), y se encuentra en lo alto de una escalera de tres peldaños (símbolo de la espiritualidad). Junto a él, en la pared, vemos un águila imperial (símbolo de protección) y, a su espalda, un tapiz rojo (símbolo de fuerza) que parece protegerle.









EL PAPA V: Nos presenta a un hombre maduro vestido a la usanza de un obispo de la iglesia católica, con una casulla de color rojo sobre una sencilla túnica y que ostenta la triple corona o tiara papal (símbolo de poder en los tres mundos) y con la izquierda las llaves de San Pedro que abren el reino de los cielos. A su espalda aparece una columna salomónica sobre la que se halla una escultura, posiblemente la de un santo.












LOS ENAMORADOS VI: Muestra un cupido enmarcado por una guirnalda de hojas, borlas y cuerda y subido sobre un orbe sustentado por un pedestal. Este pequeño cupido alado luce tan sólo un enorme lazo azul que parece sustentar un aljaba lleno de flechas y que le rodea la cintura, además de una venda de color dorado sobre sus ojos. El angelote ase un arco cargado con una flecha que apunta al vacío. En el pedestal se lee una placa con la leyenda "AMOR" y se ve un escudo con un corazón en llamas atravesado por una flecha (simboliza la pasión y los engaños).


EL CARRO VII: Nos muestra a un hombre maduro, coronado de laurel (símbolo de victoria) y vestido con una armadura. Cubriéndole los hombros, dos pequeños cráneos de cabra (animal del signo de Aries, que pertenece a este arcano). Para completar su atuendo y porte marcial, el guerrero sujeta un bastón de mando que apoya sobre su rodilla. El trono sobre el que está sentado tiene la apariencia de un carro triunfal.











 
LA JUSTICIA VIII: Nos presenta a una mujer de rostro y porte vestida según el gusto de la época y que luce sobre su cabeza de trenzado cabello un tocado rematado por dos flores, cuya apariencia recuerda a una columna jónica. Con la mano derecha sostiene, casi sin esfuerzo, una balanza, mientras que con la izquierda empuña con fuerza una espada (ambos símbolos de la justicia). El trono en el que se sienta toma la forma de una pequeña bóveda.










 
EL ERMITAÑO IX: Se trata de un fraile de aspecto medieval, con su larga barba canosa, su capa con capucha de color rojo (color de la materia) y su cinturón de cuerda anudada que aparece sentado a la sombra de un pequeño cobertizo de paja y en un sillón trenzado con el mismo material. El personaje permanece en actitud meditativa con un libro (símbolo de sabiduría) sobre su regazo, mientras que a sus pies aparece una lámpara (representación simbólica del espíritu) y a su lado un cayado (emblema de poder). El escenario se produce en un paisaje típico del campo, en el que aparecen palomas (emblema de paz y fidelidad) y conejos (símbolo de renovación y de fertilidad).







 
LA RUEDA X: Nos muestra a la diosa Fortuna, que, desnuda y con los ojos vendados, sostiene el cuerno de la abundancia del que caen frutos y monedas. El personaje permanece sentado en precario equilibrio sobre una gran rueda alada de cinco radios (número del hombre), con la que aplasta a una doncella tendida en el suelo. Ascendiendo por el perímetro de la rueda vemos a un zorro (símbolo de astucia), mientras que un conejo desciende por el otro lado (símbolo de nobleza y fertilidad). Al fondo aparece una torre (emblema del hombre) con dos banderas ondeando sobre ella, el yin y el yang.







 

LA FUERZA XI: Se muestra a una mujer ataviada a la usanza de la Grecia clásica y luce una tiara sobre su frente. Con una de las manos, sujeta sin esfuerzo un tronco de árbol desvastado, mientras que a sus pies se arrastra mansamente un león (emblema solar).













 
EL COLGADO XII: Muestra un joven desnudo que cubre sus genitales con un taparrabos azul claro (color del espíritu) y cuyos pies están atados con una cinta roja (color de la materia). El personaje se encuentra colgado bocabajo de una barra clavada en un arco de triunfo. Detrás de él se extiende un amplio paisaje.












 
LA MUERTE XIII: Está representado por un esqueleto, que luce un sombrero de ala ancha con plumas y parece mirarnos con sus cuencas vacías. De la cintura, cuelga un cuchillo (símbolo de aire) guardado dentro de una ancha funda de madera. Con sus huesudas manos empuña una guadaña, bajo la cual aparecen todo tipo de instrumentos, cascos y coronas que representan distintos tipos de profesiones y estatus, sugiriéndonos que ante la muerte todos somos iguales. Detrás de ella, un barco velero parece presto a zarpar (símbolo de lo terrenal hacia lo espiritual).








 
LA TEMPLANZA XIV: Nos muestra a una joven que sujeta con los brazos una pesada jarra (símbolo de la matriz cósmica), de la que fluye un chorro de agua (fuente de vida) que va a caer a otro jarro que permanece posado en el suelo.













 
EL DIABLO XV: Está dominada casi por completo por las fauces abiertas de una bestia de color rojo que parece lanzar llamas. En su interior, y sentado sobre su lengua a modo de trono, aparece un diabólico ser híbrido con pechos deformes de mujer y rostro de hombre barbudo y con cuernos, lo que le convierte en un ser andrógino. Sus orejas parecen las de un tritón (simbolizan el agua). Sus patas y garras son de ave (simbolizan el aire), tiene una larga cola cuyo extremo es la cabeza de una serpiente (energía principal) y con una de sus garras ase una horquilla.








 
LA TORRE XVI: Muestra una gran torre maciza construida frente al mar (símbolo del inconsciente), cuya puerta y ventana permanecen cerradas y que es alcanzada por un rayo (influencia fecundante celeste), que surge de una nube y que parte por la mitad la construcción. Desde su interior surgen llamas (símbolo de vitalidad). En el suelo, semisepultado por los cascotes, aparece un personaje que encarna lo físico; un segundo hombre ha caído en la parte baja de la torre (lo emocional) y un tercero parece caer desde las almenas (lo mental).









 
LA ESTRELLA XVII: Aparece totalmente desnuda bajo la luz de ocho estrellas que brillan en el cielo. Su larga cabellera permanece sujeta a su frente por una cinta rematada por una flor (símbolo del alma), y bajo sus pechos otra cinta se ondula con la brisa. Con las manos sujeta dos vasijas que derraman agua en un río (el fluir de la vida), cuya ribera está repleta de flores.










 

LA LUNA XVIII: Reproduce la imagen de una joven de blanca piel y semidesnuda que camina descalza por el prado bajo la luz de la luna llena y guiada por un perro lebrel. Con una mano sujeta un arco y con la otra al perro. En el cielo, junto a la luna, vemos la imagen de un cangrejo (símbolo del signo de cáncer regido por el astro de la noche). La dama es la encarnación de la Diana cazadora de los griegos.











 
EL SOL XIX: Es un joven de bellas formas cubierto tan sólo por una túnica corta y coronado de laurel, que aparece absorto tocando un violín. A su espalda surge un gran Sol con rostro, mientras que junto a él, en el suelo, vemos una gavilla de trigo. Él es el dios Apolo de los griegos. Surgiendo del interior de un círculo de estrellas que irradian igual que un sol.











 
EL JUICIO XX: Nos muestra a un ángel tocando una trompeta (símbolo de la llamada del eterno). Bajo él, y surgiendo de un campo de tumbas, aparecen varios personajes, entre ellos dos hombres en primer término y una mujer en segundo. Al fondo, puede verse un poblado.













 
EL MUNDO XXI: Aparece una figura femenina rodeada por un bello emparrado hecho de trigo (abundancia), granadas (fecundidad), flores (belleza) y frutos. Se encuentra desnuda (símbolo del alma) de pie sobre un pedestal con la imagen de un querubín, y sostiene una especie de chal de color rojo (la materia). En las esquinas de la carta vemos un ángel, un águila, un león y un toro, los cuatro animales sagrados.