miércoles, abril 20

TAROT ETRUSCO

HISTORIA

No se sabe con exactitud cual es la verdadera procedencia del pueblo etrusco. Se organizaban como pueblos o ciudades independientes que tan sólo se federaban ante un peligro común. Sin embargo, mantenían una misma cultura, religión y lengua, y extendieron su influencia por una gran parte del Mediterráneo antiguo, llegando incluso, en el momento de mayor apogeo, a adueñarse de Roma en el siglo VI a.C.
Aunque su arte, arquitectura e imaginería reciben la influencia de la Grecia arcaica, de la que frecuentemente fueron aliados y a la que les unía su vocación marítima y espíritu comercial. 
Poseían un voluptuoso gusto por la vida que les llevó a reproducir las escenas cotidianas y lúdicas de su vida en los frescos de sus hipogeos, aunque de manera estilizada y con una gran vivacidad de color.
Este tarot Etrusco está inspirado en esos frescos y en las vasijas procedentes de Grecia, que se han encontrado en sus tumbas.
La estructura del Tarot Etrusco es la misma que la clásica de Marsella, tanto en el grupo de los 22 arcanos mayores como en el de los 56 arcanos menores, asimismo, mantiene tanto la numeración como el nombre de todos los naipes que lo componen.

SIMBOLOGIA DE LOS ARCANOS

 

EL LOCO (0): Nos muestra un joven de complexión atlética y piel morena. Se halla cubierto con una fina túnica de color azul claro (símbolo de espiritualidad) y parece que corre con gracia en un paisaje con matas repletas de frutos (símbolo de prosperidad y plenitud). El escenario se completan con tres pájaros que simbolizan la inmortalidad.
EL MAGO I: Utiliza la imagen de una bailarina sacada del fresco de una tumba de Tarquinia, la de las Leonas, del siglo V a.C. En él, se ilustra el banquete funerario de un personaje importante de la sociedad etrusca, quizás un príncipe, en el que una bailarina aporta "mágicamente" la belleza, el movimiento y el ritmo de la vida al mundo del más allá. El manto que la cubre, de forro rojo y cubierta azul (representa tanto la materia como el espíritu). El gorro que corona su cabeza es un símbolo de energía mental creativa.
LA SACERDOTISA II: Nos muestra una imagen femenina a las puertas de un templo portando ofrendas, de larga cabellera negra y rasgos etruscos, que aparece de pie frente a un templo. Sus ropajes, que se completan con un velo transparente prendido en su frondosa cabellera, cubren totalmente su figura y reproducen la moda de la antigua Etruria. Con la mano derecha sostiene una rama de olivo (símbolo de la energía espiritual y de luz del conocimiento).
LA EMPERATRIZ III: Aparece una joven dama de rasgos refinados recostada sobre un lecho que se usaba tanto para dormir como para disfrutar de un banquete. La cabecera del mismo se apoya sobre una enorme rueda de seis radios que recuerdan los pétalos de una flor. Tanto los ropajes del personaje como su refinamiento y su gesto hedonista son típicos de la cultura etrusca.
La imagen que ilustra este arcano está dando instrucciones a un sirviente sobre los que haceres de la casa.
EL EMPERADOR IV: Nos muestra el perfil de un hombre maduro de cuidada cabellera, barba puntiaguda y porte majestuoso, que viste de blanco y rojo (símbolo de pureza y realeza). Se encuentra sentado en una silla plegable en el interior de un edificio. Con la mano izquierda, sujeta una vara o cetro de poder. A su lado, aparece una columna (símbolo del centro del mundo) apoyada sobre una base escalonada (emblema ascensional). Frente a él, y a sus pies cubiertos con unos calcei (zapatos puntiagudos) en forma de bota, vemos una serpiente, símbolo de los poderes protectores de la inmortalidad. Este arcano está escuchando los ruegos del pueblo en un lugar público para administrar justicia y dar protección.
EL PAPA V: Nos recuerda a uno de los personajes más importante del Antiguo Testamento: Moisés. Vemos a un hombre maduro de cabello ensortijado y barba puntiaguda y negra. El personaje cubre su cuerpo con una túnica roja con faldón blanco, mientras que con la mano derecha sujeta un báculo de punta curva que recuerda vagamente a una serpiente. Frente a él, unas ramas de olivo parecen brotar gracias a su mágico gesto. El papa muestra el camino durante una procesión religiosa en honor de la naturaleza.
LOS ENAMORADOS VI: Nos muestra una idílica imagen en la que se retrata a una pareja de amantes. El hombre luce una piel más oscura que su compañera femenina, rasgo que se repite en casi todo el arte arcaico del Mediterráneo. A pesar del trazo esquemático con que está tratada la anatomía de los personajes, la elegancia y gran expresividad del conjunto transmite una sensación temporal de belleza y serenidad. Él aparece coronado por una rama de laurel (emblema de triunfo) y sujeta una lira (símbolo de la armonía del Cosmos). Ella sustenta una rama vegetal (emblema de naturaleza).
Los enamorados muestra a una joven pareja de recién casados a solas por primera vez. Cada uno lleva regalos para el otro.

EL CARRO VII: Nos muestra una mujer joven de larga melena rizada y aspecto noble que conduce de pie un elegante carro. Además, aparece una de las ruedas del carro, de cuatro radios (emblema solar), y el cuarto trasero de un bello caballo negro de larga cola trenzada (encarnación del instinto). La facilidad con que la joven conduce su carro hacia un destino lejano por razones personales simboliza el dominio que tiene de sí misma.

LA JUSTICIA VIII: Muestra a un hombre desnudo, grande y musculoso, que blande un garrote y sujeta por el cuello a un enorme pájaro azul parecido a una grulla. Detrás del héroe aparece un gran escudo, tanto el hombre como el animal tienen el poder de herir al otro, aunque se trata de un combate entre inteligencia y fuerza, entre justo e injusto.
El arcano de la fuerza recuerda a Hércules desempeñando uno de los famosos doce trabajos que le impuso el rey Aristeo, la lucha contra las aves del lago Estinfalo, unos seres en forma de pájaros con garras, pico y alas de hierro que atemorizaban a los moradores del lugar.

EL ERMITAÑO IX: Nos presenta la efigie de un hombre joven de perfil y aspecto aristocrático vestido con un faldón rojo con flecos dorados y una túnica también roja. Parece avanzar caminando lentamente por un jardín con plantas llenas de frutos (abundancia), mientras toca una flauta doble, uno de los instrumentos más populares de Etruria. Sobre su cabeza, luce un tocado en forma de cono truncado. El músico que personifica al ermitaño camina sólo en busca de una melodía.

LA RUEDA X: Parece querer emular el fondo de una fuente de cerámica griega, ya que los griegos fueron los grandes proveedores de cerámica para el pueblo etrusco. Una joven cazadora cubierta con una piel ceñida al cuerpo y tocada con un gorro replegado en forma de espiral (símbolo cíclico) corre mientras saca una flecha de su carcaj. Con la mano izquierda sujeta el arco. El arcano de la rueda pretende reflejar la armonía del tiempo y el cambio.

LA FUERZA XI: Nos muestra la imagen de una mujer alada vestida de azul noche con puntos y cruces blancos como estrellas, quizá para indicar su ascendencia celeste. En la mano derecha sujeta un guepardo (símbolo de lo masculino, la fuerza y rapidez) y en la izquierda, un ciervo (encarnación de la gracia, la feminidad y la naturaleza). El conjunto representa la dualidad equilibrada. En la justicia, una diosa alada separa a un felino de su presa para darles un juicio.

EL COLGADO XII: Aparece una batalla en la que un héroe de piel blanca, desnudo y que luce un casco de guerra con penacho, intenta levantar el peso del cuerpo muerto de un hombre negro, posiblemente un africano. La cabeza del vencido, de largos cabellos ensortijados, cuelga por delante del pecho del guerrero, mientras que sus piernas lo hacen por su espalda. Con la mano que le queda libre, el héroe empuña una larga lanza.

LA MUERTE XIII: Se ha escogido una imagen negra, al estilo de la cerámica ática, de un guerrero sentado que parece jugar a un juego indeterminado, mientras sujeta cuatro lanzas (símbolo de la guerra y el poder) con una de las manos. Tanto sus vestidos ricamente bordados como el espléndido casco de guerra que luce sobre su cabeza sugieren la nobleza del personaje.
La muerte podría ser un general absorto en sus pensamientos sobre la estrategia más adecuada para vencer en el campo de batalla.


LA TEMPLANZA XIV: Vemos a una joven mujer ricamente ataviada (collar, pendientes y doble cinturón), que camina por la orilla de un río en cuya ribera crecen frutales (símbolo de vida y abundancia). Sobre su cabeza, cubierta con un gorro frigio, transporta una gran ánfora que se llena con un río de agua celeste, unificando así en su persona "las aguas de arriba y las aguas de abajo".

EL DIABLO XV: Si bien el pueblo etrusco no conoció nada parecido a lo que el Cristianismo denomina diablo. La necesidad de ilustrar el arcano se ha resulto presentando a un ser de color verde (color de la naturaleza y, por lo tanto, de lo salvaje) con alas negras de ángel caído, al estilo católico, y con un rostro que más parece una mascara que una verdadera cara. Este ser camina junto a una gran serpiente y sujeta con las manos otras dos, lo cual lo asemeja a las sacerdotisas del culto a la diosa Madre de Creta.


LA TORRE XVI: Muestra una vasija de dos asas puesta boca abajo y partida en toda su longitud por una grieta que se asemeja a un rayo. Representados sobre la vasija, vemos a dos hombres de pelo y barba negra que visten túnica blanca y toga negra y roja. Ambos extienden una de las manos como para tocarse, mientras con la otra parecen querer cubrir cabeza para protegerse de algún desastre. Las letras que aparecen en la parte superior del arcano se han extraído de una inscripción funeraria etrusca.

LA ESTRELLA XVII: Nos muestra bien podría estar representada en un fresco de uno de los hipogeos etruscos. En ella, una hermosa joven de abundante cabellera negra y blanca piel cubre sus cabeza y parte de su cuerpo desnudo con un manto muy decorado. Sus delicados pies están dentro del agua de un río, y a su alrededor aparecen representadas ramas de grandes hojas. Es la viva imagen de la juventud y la vida.

LA LUNA XVIII: Nos muestra a dos jóvenes, uno de ellos se encuentra completamente desnudo, posee el cabello rubio y la piel rojiza y sujeta una jarra con la mano. El otro, de piel blanca cubierta por una fina tela transparente y de cabello rojizo, se halla frente a él. Ambos están bailando frente a una enorme luna llena. A sus pies crece la vegetación y bajo ella aparecen tres peces estilizados (símbolo de fecundidad). El arcano recrea un fresco etrusco de danza de la denominada Tumba de las Leonas.

EL SOL XIX: Aparece un joven imberbe de torso desnudo y recostado en un lecho. Sobre su cabeza luce una corona floral y con la mano derecha sujeta una rama de olivo (símbolo de paz y sabiduría). Detrás de él, el fresco de la pared parece haberse transformado en un gran Sol dorado. La parte inferior del arcano muestra ornamentos florales estilizados (representa a la naturaleza). La imagen del arcano podría representar a un dios del Sol despertándose rodeado de Luz.


EL JUICIO XX: Nos muestra a un fornido guerrero desnudo y atado a un árbol. Frente a él, una mujer de cabello rojo, noble semblante y ricos ropajes, quizás una diosa, le observa mientras sujeta una lanza con la mano derecha. Sobre el guerrero, aparece una figura alada.


EL MUNDO XXI: Aquí aparece una hermosa mujer desnuda y enjoyada, cuyo cuerpo se halla circundado por una cinta de tela y parece flotar en el espacio. A su alrededor aparecen la cabeza de un jabalí (símbolo de combatividad), un delfín (símbolo de guía de las almas) y un pájaro (quizás una grulla, representación de la alegría de vivir). Toda la escena está rodeada por hojas de vid entrelazadas (símbolo de plenitud y de vida).