martes, abril 14

TAROT DE LAS SIRENAS

HISTORIA

La distribución y la estructura de los arcanos de este mazo de cartas están inspiradas en el clásico Tarot Rider Waite, ya que, al igual que éste, las láminas correspondientes a los arcanos de la Justicia y la Fuerza intercambian sus números con respecto al nuevo tarot de Marsella: la Fuerza es el número VIII y la Justicia, el XI. En cuanto a los arcanos menores, aunque respetan la tradicional división de cuatro palos, éstos toman otro diseño relacionado con el mundo marino. Así, en el palo de bastos aparecen remos; en el de copas, conchas; de espadas, tridentes; y en el de oros, perlas.
El mito de las sirenas tiene su origen en la Grecia clásica, donde adoptaban la forma de seres con cuerpo de mujer y garras y alas de ave, que atraían a los marineros con sus dulces cánticos para hacerles naufragar. Más tarde, su leyenda evolucionó hasta convertirse en las jóvenes y bellas mujeres con cola de pez que habitan el mundo de las aguas y que en ocasiones conceden sus favores y sus tesoros a aquellos que logran enamorarlas. En estos seres mitológicos se ha inspirado este brillante Tarot de la Sirenas.


SIMBOLOGÍA DE LOS ARCANOS



EL LOCO (0): Nos muestra la sensual imagen de una bella sirena de plateada cola de pez, encarnación de la trampa de los deseos, cuyos cabellos rojizos están sujetos por un sombrero de bufón de tres picos, emblema de su poder creativo en los tres planos de manifestación (material, emocional y mental). Los colores rojo y azul del sombrero nos remiten a la materia y al espíritu, respectivamente. Las algas que rodean a la sirena (representan el alimento primordial).



EL MAGO (I): Nos muestra una sirena cuya larga melena dibuja el símbolo del infinito. Con la mano izquierda sujeta el Caduceo Hermético, conciliador de los opuestos, y a su alrededor aparecen los emblemas de los cuatro elementos: una caracola para el agua, un tridente para el aire, una concha con perlas para la tierra y un rojo coral que imita las flamígeras llamas del fuego.







LA SACERDOTISA (II): También es una sirena, esta vez sentada sobre una columna (símbolo del eje del mundo) que emerge del mar (símbolo de la dinámica de la vida) y que hace las veces de trono. Su cabeza coronada por los cuernos de la vaca sagrada (emblema de la Madre Divina) enmarca la luna llena y luce una larga melena que se eleva al cielo impulsada por el aire. Sujeta entre sus manos 
un pergamino que representa la sabiduría.





LA EMPERATRIZ (III): Aparece sentada en un saliente de la costa y parece un mascarón de proa sacudido por el viento. Sobre su cabeza luce una corona de emperatriz rematada por una cruz, mientras que la mano derecha sujeta un cetro coronado por un orbe, insignia de su poder. Junto a su cola de pez, vemos un escudo con el emblema del águila solar, se desarrolla en la superficie, con el mar extendiéndose a sus pies.



EL EMPERADOR (IV): Nos presenta como el Todopoderoso Neptuno, dios de los mares, sentado en el fondo del océano en su trono de piedra, sobre el que aparece esculpida la cabeza de un carnero, animal emblemático de Aries. Su barbuda cabeza sustenta una corona que simboliza el poder. Con la mano derecha sujeta el tridente, atributo de las divinidades marinas. La cola de pez del emperador sirve de soporte a un escudo con la efigie del águila femenina.



EL PAPA (V): Esta representado por un anciano tritón coronado y sentado en un pedestal al que se accede a través de dos escalones (la dualidad). Dos columnas sumergidas en el fondo del mar hacen las veces de las dos columnas del Templo clásicas en esta lámina. El Papa aparece en el acto de bendecir a dos sirenas que postradas a sus pies, parecen que se revenrencia hacia él.



ENAMORADOS (VI): Un tritón y dos sirenas, una alada y de cabello oscuro (símbolo de la sublimación) y otra de cabello dorado pero sin alas (representación de la coagulación), realizan una danza circular (lo cíclico) en el fondo del mar.
Alrededor de las tres figuras aparecen pequeños peces que representan la fertilidad y la vida.






EL CARRO (VII): Es un poderoso tritón cubierto por una coraza y un yelmo que luce las alas de Mercurio, dios romano del comercio. Su carruaje es una gran concha marina (símbolo de fecundidad) y emblema de Venus, cubierta por un dorsel. El tiro del Carro está formado por dos delfines (representa la regeneración, la videncia y la sabiduría).






LA FUERZA (VIII): Nos muestra como una sirena de largo cabello flotante que se enrosca sobre su cabeza formando el símbolo del infinito. Permanece recostada sobre el lomo de una gran morsa mientras sujeta con una su hocico y con la otra uno de los colmillos.
La escena de la Fuerza se produce en tierra firme, es decir, al aire libre, en el ámbito de lo mental.







EL ERMITAÑO (IX): Es un anciano tritón envuelto en telas que sujeta con una mano un bastón y con la otra ilumina la escena submarina con una lámpara (
símbolo de sabiduría y luz para las almas que encuentren su camino).








LA RUEDA (X): Este arcano surge del mar (símbolo de la dinámica de la vida) y parece girar impulsada por el agua de la cascada de un río (representación del fluir de las formas).
Encima de la rueda aparece una sirena mitad pájaro y mitad mujer (el alma de los muertos), mientras que una serpiente (símbolo de la fuerza pura) desciende por uno de sus lados y un pez (vida y fecundidad) intenta ascender desde la base de la rueda (es de madera y tiene ocho radios).
Entre la espuma, aparecen un toro y un león alados, y en el cielo se ven un ángel y un águila (tetramorfo) hace referencia a los evangelistas (San Marcos, San Lucas, San Juan y San Mateo).



LA JUSTICIA (XI): La sirena que encarna a la figura central posee una cola doble y se sienta en el fondo del océano en un trono en forma de pirámide escalonada. En las manos sujeta los dos objetos clásicos la balanza y la espada. Detrás de ella, las dos columnas del Templo enmarcan su majestuosa figura.
Por debajo de la corona de la justicia surge una larga cabellera ondulante representa la tranquilidad y la firmeza.





EL COLGADO (XII): Nos muestra una sirena, en vez, de la tradicional figura masculina, atada por su cola, permanece suspendida entre dos riscos con las manos atadas a la espalda (símbolo de sosiego). Su larga cabellera roza el agua y forma unas ondas perfectas que simbolizan el movimiento circular de la energía.








LA MUERTE (XIII): Se sitúa en un paisaje desolado y desdibujado a causa de la neblina (simbolizan los pensamientos). Se pueden distinguir dos figuras: un jinete (la muerte) que, oculto por sus ropajes, cabalga blandiendo un estandarte con la mística rosa blanca (emblema de la vida y la pureza), y, en primer plano, una sirena muerta (símbolo de cambios). Al lado de la muerte aparece una cola de sirena que surge del agua.






LA TEMPLANZA (XIV): Aparece una sirena alada de doble cola y cuyo cabello se ondula al viento, en un paisaje marino bañado por la luz del Sol. Entre las manos sujeta dos pequeñas vasijas, una azul (lo espiritual) y una roja (lo material), entre las que trasvasa el agua de la vida.
La sirena de la templanza se encuentra junto a unos escarpados acantilados que parecen protegerla de las miradas ajenas.






EL DIABLO (XV): Parece producirse en el interior de una cueva submarina (símbolo de útero). En su interior, y sentado en un pedestal, aparece un ser medio pez medio hombre que posee alas y cuernos de cabra, y que sujeta una antorcha encendida con la mano izquierda (representa la promiscuidad). A su vez, vemos a una sirena que está a sus pies y a un tritón, encarnación de las dos polaridades (símbolo de dualidad), encadenados al pedestal.
Por encima de la cabeza del diablo aparecen las columnas que sustentan el mundo material.





LA TORRE (XVI): La clásica construcción se ha sustituido por un sólido faro marino que soporta los embates del mar y que se incendia a causa del impacto de un rayo celeste. Dos esbeltas sirenas, representación de las dos polaridades (yin y yang) caen hacia el embravecido mar que golpea la base del faro.







LA ESTRELLA (XVII): Es una bella sirena de doble cola, que aparece sentada en la orilla del mar con una de sus colas doblada sobre la tierra y la otra extendida hacia el agua. En las manos sujeta dos jarras con las que derrama agua sobre las rocas de la costa y en el mar.
Sobre la cabeza de la sirena de la Estrella aparece el cielo nocturno iluminado por una gran estrella rodeada de otras siete más pequeñas.






LA LUNA (XVIII): Está representado por un lago iluminado por la luz de la luna (símbolo de lo femenino y de lo oculto). De sus aguas surge una mujer, pero en este caso la cola de pez ha sido sustituida por la parte inferior del cuerpo de un cangrejo, que representa la vida en germen.
A ambos lados de la carta se nos presenta un faro, que con su luz guía a las personas y les ayuda a orientarse en la noche. Un perro y un lobo custodian el camino.





EL SOL (XIX): Aparece una sirena envuelta con un velo rojo (símbolo de fuerza y energía) que cabalga sobre las olas del mar con su caballo (símbolo de libertad), que, al igual que ella, tiene cola de pez.
Detrás de ellos, un gran sol dorado (emblema del espíritu) ilumina la sala de está lámina.







EL JUICIO (XX): Muestra una sirena alada, luminosa y etérea, que, al son de su trompeta, parece despertar de su letargo a tres seres acuáticos: una oceánida (dios de los ríos), un tritón adulto y otro más pequeño (es un dios, mensajero de las profundidades marinas); símbolos de las dos mitades del a psique y del fruto de su unión.








EL MUNDO (XXI): Nos muestra a una hermosa sirena de largos cabellos envuelta en sutiles telas. Al girar sobre sí misma, crea un torbellino e ilumina el espacio con su danza. Mientras, a su alrededor y girando con ella evolucionan cuatro formas primigenias son los cuatros animales sagrados de la visión de Ezequiel.